No puedo controlar mi despistada mente

Me considero la persona más despistada del mundo. Y si no la más despistada me encuentro entre el ranking de los más despistados. Son ya numerosas las veces en que he tenido que recurrir a cerrajeros por el simple hecho de que me he olvidado las llaves dentro de casa. He vivido en muchos lugares diferentes, tanto en ciudades como en edificios, y siempre me ha perseguido esta misma problemática. Y desde aquí os manifiesto que no os vayáis a pensar que la apertura de puertas Barcelona es un proceso barato o económico. Si tuviera que relataros el dinero que llevo invertido en esta actividad, os aseguro que repentinamente os echaríais las manos a la cabeza como signo de sorpresa y también de exclamación. Cuando no ha sido porque se me hayan olvidado las llaves dentro de casa ha sido porque las he perdido en la calle. Incluso otras muchas veces simplemente se ha tratado de que no he recordado exactamente donde las he puesto. Y al cabo de varios días, tras haber recurrido sin ningún remedio a la apertura de puertas Barcelona, he llegado a encontrar mi manojo de llaves en el bolsillo de alguna chaqueta o simplemente en algún lugar donde no me he parado detenidamente a buscar. No sé qué hacer para solventar este problema que tantos quebraderos de cabeza me ha obsequiado. No sé qué puedo hacer, sinceramente. Si pudiera pegarme las llaves con pegamento ultra fuerte al cuerpo lo haría; incluso me las cosería, pero una y otra vez siempre acaba ocurriéndome lo mismo. En el último año he tenido que llamar tres veces a una cerrajería de urgencias, siempre por el mismo tema: la apertura de puertas Barcelona. Incluso ya estos cerrajeros me conocen, y cada vez que les llamo para solicitar sus servicios se lo toman con humor. La última vez que les llamé, no hizo falta ni que les explicara nada; solo con ver mi llamada entrante en su teléfono averiguaron que se trataba de mí con mi repetitivo problema. Os lo aseguro, no sé qué hacer para cambiar, no puedo controlar mi despiste.