Organicé una sesión de estas que llaman tuppersex, y que consisten principalmente en que en lugar de ir a una tienda especializada en juguetes eroticos y demás parafernalia para adultos, sea esta la que venga a tu casa. Se pretende con eso evitar todo tipo de situaciones embarazosas o coincidencias ridículas dentro de estos ambientes, acercando todo ese material a la tranquilidad e intimidad del hogar propio. Además, se puede anticipar previamente el tipo de productos a tratar y de que modo, ya sea más humorístico o más técnico, más apto o más avanzado dependiendo en todo caso de tus propios skills y los de los tuyos, sobre la temática que un tuppersex nos propone.
Yo lo celebré con un par de amigas bastante doctas en el tema y con lo cual, nos pedimos que la exposición fuera lo más completa y profunda posible. De su chistera empezaron a salir toda clase de juegos y juguetes eroticos por doquier. Había tiburones y delfines para llevarse bajo el agua, vibradores con mando a distancia inalámbrico para llevarse a cualquier desayuno continental que se proponga, bolas chinas, muñecas rusas, preservativos con texturas increíbles, condones con la bandera de la unión Jack en la punta, también en su versión barras y estrellas norteamericana, látigos, fustas, dilatadores de todo tipo de orificios, incluyendo los nasales, y hasta pudimos ver algunos diseños de potros de torturas eléctricos para la sabia practica del sadomasoquismo desde su lado más soft, hasta su vertiente más punk.
En realidad no estás obligado a comprar nada pues el tuppersex ya tiene su precio fijo, pero es difícil no acabar seducido por todas esas cremas, vestidos de látex y juguetes eroticos de todos los tipos, tamaños, colores y marcas. Este tipo de reuniones pueden ser ideales como preámbulo a una buena sesión de sexo con tu pareja o también como punto de partida para cualquier despedida de soltera que se precie, o simplemente para pasar un rato divertido poniéndose al día de todas las constantes novedades que la siempre curiosa industria del sexo nos ofrece a todas horas.
Yo lo recomiendo para hacerlo al menos una vez al año y así no perderse nunca ninguna novedad ni oferta de tan variada amalgama al tiempo que te ríes y compartes un momento agradable y secreto con tus mejores amigas. También es divertido invitar alguna beata, para ir viendo la cara que se le queda a partir de la sucesión de trucos que se va a dar.
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